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viernes, 12 de junio de 2009

Napoleón Hill


FÓRMULA DE LA CONFIANZA EN UNO MISMO

Primero: sé que tengo la capacidad de alcanzar el objeto del propósito definido de mi vida; por lo tanto, exijo de mí mismo acción perseve­rante y continua hasta conseguirlo, y aquí y ahora prometo ejecutar tal acción.

Segundo: me doy cuenta de que los pensamientos dominantes de mi mente se reproducirán con el paso del tiempo en actos externos y físicos para transformarse en una realidad física; por lo tanto, concentraré mis pensamientos du­rante treinta minutos cada día en la tarea de pensar en la persona en que me propongo convertirme, creando de este modo una ima­gen mental clara.

Tercero: sé que, mediante el principio de la autosu­gestión, cualquier deseo que abrigue con per­severancia buscará expresarse a través de ciertos medios prácticos para obtener el obje­to que haya tras él; por lo tanto, dedicaré diez minutos cada día a pedirme el incremen­to de la confianza en mí mismo.

Cuarto: he escrito con claridad una descripción del objetivo primordial de mi vida, y nunca dejaré de esforzarme, hasta que haya conseguido la suficiente confianza en mí mismo para alcan­zarlo.

Quinto: comprendo con claridad que no hay riqueza ni posición que pueda durar mucho tiempo, a menos que se haya formado sobre la lealtad y la justicia; por lo tanto, no me comprome­teré en ninguna transacción que no beneficie a todos a los que afecte. Tendré éxito atra­yendo hacia mí las fuerzas que deseo em­plear, y la cooperación de otras personas. In­duciré a otros a servirme, por obra de mi dis­posición de servir a otros. Eliminaré el des­precio, la envidia, los celos, el egoísmo y el cinismo y cultivaré el amor por toda la huma­nidad, porque sé que una actitud negativa hacia los demás nunca me dará el éxito. Haré que los demás crean en mí, porque yo creeré en ellos y en mí mismo. Firmaré esta fórmula con mi nombre, la memorizaré y la repetiré en voz alta una vez cada día, con la fe absolu­ta de que influirá gradualmente en mis pen­samientos y mis actos para que yo me con­vierta en una persona que confía en sí misma y que goza del privilegio del éxito.

Tras esta fórmula hay una ley de la naturaleza que ningún hombre ha sido todavía capaz de expli­car. El nombre por el que dicha ley se conoce tiene poca importancia. Lo que importa de ella es que... FUNCIONA, para la gloria y el progreso de la especie humana, si es usada de forma constructiva. Por otra parte, si se la usa destructivamente, destruirá con la misma facilidad. En esta afirmación podemos encon­trar una verdad muy importante: quienes se hunden en la frustración y acaban su vida en la pobreza, la miseria y la angustia lo hacen a causa de la aplicación negativa del principio de la autosugestión. La causa se puede encontrar en el hecho de que todos los im­pulsos de pensamiento tienen tendencia a vestirse de su equivalente físico.

EL DESASTRE DEL PENSAMIENTO NEGATIVO

El subconsciente no distingue entre impulsos de pensamiento positivos o negativos. Trabaja con el material que le suministramos, a través de nuestros impulsos de pensamiento. El subconsciente traduci­rá en algo real un pensamiento regido por el miedo con tanta facilidad como transformaría en realidad un pensamiento regido por el coraje, o por la fe.

Tal como la electricidad hace girar las ruedas de la industria, y rinde servicios útiles si se la emplea correctamente, o acaba con la vida si se hace mal uso de ella, así, la ley de la autosugestión nos condu­cirá a la paz y la prosperidad o nos arrastrará hacia el valle de la miseria, el fracaso y la muerte, de acuerdo con el grado de comprensión y aplicación que tengamos de ella.

Si uno se llena la cabeza de miedos, dudas y des­confianza en su capacidad para conectar y usar la fuerza de la Inteligencia Infinita, la ley de la autosu­gestión adoptará ese espíritu de desconfianza y lo usará como patrón mediante el cual el subconsciente lo traducirá en su equivalente físico.

Así como el viento arrastra una nave hacia el Este y otra hacia el Oeste, usted será elevado o hun­dido por la ley de la autosugestión de acuerdo con la manera en, que usted oriente las velas de su pen­samiento.

La ley de la autosugestión, que puede elevar a cualquier persona a niveles asombrosos de realiza­ción, queda bien descrita en los siguientes versos. Si piensas que estás vencido, lo estás.

Si piensas que no te atreves, así es.

Si te gusta ganar, pero piensas que no puedes, es casi seguro: no ganarás.

Si piensas que perderás, estás perdido, pues el mundo nos enseña que el éxito empieza en la voluntad del hombre... Todo está en el estado de ánimo.

Si piensas que eres superior, lo eres.

Has tenido que pensar alto para ascender. Has tenido que estar seguro de ti mismo antes de ganar ningún premio.

Las batallas de la vida no siempre favorecen al hombre más fuerte o al más rápido, pero tarde o temprano el hombre que gana es el hombre que PIENSA QUE PUEDE! Observe las palabras que se han destacado, y captará el profundo significado que el poeta ex­presa.

¿QUÉ GENIO YACE DORMIDO EN SU CEREBRO?


Napoleón Hill


Piense y Hágase rico

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